Sábado 2 de Julio, algo antes de las 23h00. Llegada a La Baluga y a encontrar sitio para aparcar. Un poco complicado, pero finalmente pasada la iglesia encontramos sitio en un parking. Pequeño paseo hasta la zona del festi. La verdad es que por uno u otro motivo nunca habíamos llegado a ir al Mendebala, puesto que las dos veces que nos habíamos animado surgió algo que nos impidió asistir.
Para los que no conozcan el festival, comentar que normalmente programan grupos de la cornisa cantábrica. De hecho, mendebala quiere decir el oeste. Se celebra al aire libre y tiene lugar dos noches, siendo los conciertos gratuitos. La verdad es que la zona del concierto está muy bien. A la derecha del escenario, una pequeña tienda de camisetas y CDs, seguida de la txozna (chigre, caseta, como quiera que lo llaméis en vuestra zona) donde adquirir bocatas y bebida. Al fondo, enfrente del escenario, los puestos de artesanía. Y, a la izquierda del escenario, la zona de acampada.
El cartel de la segunda jornada del festival incluía a los siguientes cuatro grupos: Mielotxin (Tafalla, Navarra), Celtas Cortos (Valladolid, Castilla y León), Goulamas'K (Languedoc-Roussillon, Francia) y Skontra (Asturias). Como se puede comprobar, el Mendebala no es el festival folk al uso. En otras palabras, no es un festival para puristas y propone grupos que atraen a un amplio abanico de espectadores. Ya me gustaría que en el Getxo Folk hiciesen gala de una amplitud de miras similar y empezasen a incluir en su cartel a bandas más rockeras o punk. ¿Cómo se pretende acercar la música folk a los jóvenes si no se les propone vías intermedias que les piquen la curiosidad y les inciten a familiarizarse con la música folk? En fin, me callo, que ahora no es el momento de meterse con el Aula de Cultura de Getxo, sino de ensalzar la labor de los organizadores del Mendebala.
Mielotxin ya estaban en el escenario cuando llegamos. La banda ha editado recientemente su tercer disco, “Cuando la beharra obliga” (“Cuando la necesidad obliga”) y esta era su segunda participación en el Mendebala (ganaron el tercer concurso de maquetas hace unos años). Personalmente me gustaron cuando tocaron los temas cantados en euskara. Por suerte no se han dejado llevar por el kepajunkerismo, como por ejemplo, Korrontzi. Ojo, me gustan Korrontzi, pero a veces me parece que confunden caracter festivo y virtuosismo. No sé lo que opinará el acordeonista de Rekalde, quien por cierto me pareció que estaba entre el público con una visera que le hacía pasar desapercibido.
Los de Tafalla tocaron temas de toda la geografía del antiguo reino y, por tanto, sonó alguna jota navarra. Desde mi punto de vista, ahí es donde flojearon un poco. La voz del cantante sonaba bien en los temas en euskara, pero me pareció que no tenía voz para cantar jotas.
El segundo grupo y plato fuerte de la noche eran los Celtas Cortos. Tras dejar Mielotxin el escenario, enseguida la gente fue tomando posiciones frente al mismo. Estaba claro a quien venían a ver. De hecho, el cantante de Mielotxin ya había bromeado al respecto al final de su actuación.
Los de Valladolid tocaron unos 19 temas. Según el librillo del festival, venían a presentar su último CD “Introversiones”. No fue así y estos fueron los menos, interpretando un gran número de clásicos. Abrieron con su versión del “Breizh Positive” de los bretones Ar Re Yaouank. Un buen tema, pero demasiado fiel al original. Seguidamente pasaron al “Marinero Borracho” (“Drunken Sailor”), otra versión a la que le falta algo de “punch”. Si conocéis la versión de los canadienses MacKeel, pensareis como yo que es difícil que alguien los supere.
Pero enseguida se metieron en harina y abrieron la caja de los truenos: “En estos días inciertos”, “Gente distinta”, “Tranquilo majete” (con letra cambiada, el paro ya no va por el tercer millón, sin no por el quinto), “El emigrante”, “Cuéntame un cuento”, “20 de Abril”.
Por cierto, lo de la caja de los truenos es verídico. El cielo se llenó de rayos, que por un momento nos hicieron pensar lo peor. Sin embargo, el ángel guardián del Mendebala hizo su labor y la lluvia no hizo acto de presencia. Esto no es Glastonbury.
Tras unos diez temas, Jesús Cifuentes se “emocionó” tanto con lo que estaba contando que entró en un discurso-espiral del que no sabía como salir. Uno de los momentos del concierto, sin ninguna duda.
La banda siguió despachando con gusto sus canciones, algún instrumental, “La senda del tiempo”, “Skaparate nacional”, la versión del “Fisherman’s Blues” de los Waterboys, “República de Sanjes”. A partir de ahí, la parte final: un instrumental cuya primera danza era el “Red Barn Stomp” de la Oysterband, “Fiesta” (segunda vez en la que Cifu se lió, repitió la estrofa de la chochona en vez de la del 25 de agosto. Igual era un guiño a Shane MacGowan cuando olvida alguna línea en los conciertos), “Retales de una vida” y “No nos podrán parar”.
Teniendo en cuenta la trayectoria de la banda, fue un concierto muy bueno. como era de esperar Aun así, yo eché en falta dos temas del último disco: “Vida gris” (la versión del “Granite Years” de la Oysterband) y, como no, el “Aita Semeak” de Oskorri. Tocando en Bizkaia creo que hubiese sido un momento álgido.
Los siguientes en tocar fueron los occitanos Goulamas K. Hubo algunas deserciones, pero todavía quedó bastante gente para disfrutar de la banda del sur de Francia, que incluso cantó algún tema en castellano. Visualmente llamaban la atención el guitarrista, con su cresta, y el gaitero, que también tocaba las grallas y el trombón. Fijaros en la foto. El cantante comentó que hace unos cinco años invitaron a la celebración del décimo aniversario de su Asociación a Fermín Muguruza y que este era un “tío cojonudo”
Me parecieron muy interesantes en los temas en los que tocaban los instrumentos tradicionales: sac de gemecs (gaita), grallas y bouzouki. Obviamente la gente disfrutó de lo lindo con su ska. Temas festivos, atractivos para el público joven, sobre todo en una noche de verano. Pero yo hubiese preferido más temas con instrumentación tradicional. Y supongo que el guitarrista también, para poder lucirse como lo hizo en algunos momentos.
La noche avanzaba y el festi lo cerraban los Skontra, banda pionera del folk-punk en el estado con tres discos en el mercado. Sonó la melodía de la intro de “Mazcando miseries” y los asturianos iniciaron su concierto en tromba. Se pudieron escuchar temas de toda su discografía: “Escontra”, “Son tus puños”, “Asturies va bien”, “Santana”, “Sigo en pie”, el Astur-Mex de “Cinco segundos”, “Gaiteru rude boy”, “La to sienda”, una versión de “La línea del frente” de Kortatu, el “Barroom Hero” de los Dropkick Murphys… aguien pidió el “Nos kieren detener”, pero no tuvo suerte.
Berto fue un auténtico maestro de ceremonias y se le veía encantado en Sopuerta. Leyó un texto en euskara en el que dijo que era un placer y un honor estar ahí; hizo agacharse a todo el público en uno de sus temas; fue el único de todos los grupos que agradeció su labor a los técnicos y organizadores, hasta el punto de que les invitó a subir al escenario. De modo que consiguió que Jorge Anguita tuviese sus minutos de gloria mientras la banda tocaba el tema “Unidá”. Lo dejó bien claro “De bien nacidos es ser agradecido”. Skontra, grandes músicos y mejores personas.
Pero todo no quedó ahí. Cuando parecía que ya se había acabado el concierto, Berto dijo que casi se le olvidaba, que había un tema dedicado. ¿Y qué sorpresa nos tenían reservada los Skontra? Pues la canción de su último disco “Rock’n’Robo”, que, al estar dedicada a la SGAE, era pura actualidad.
En resumen, una gran noche musical con el colofón de una banda en estado de gracia. Como el coche ya se sabe el camino, el año que viene habrá que volver ¿Qué conejo se sacarán del sombrero para entonces los magos del Mendebala Jaialdia?
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